Para sensibilizar a la ciudadanía contra la brecha salarial de género, en España y en la Unión Europea se promueve un día relacionado con la igualdad salarial. Impulsado por la Comisión de Igualdad del Senado y aprobado por el Consejo de Ministros, el Instituto de la Mujer celebra cada 22 de febrero el Día de la Igualdad Salarial. Con ello se pretende recordar que mujeres y hombres no ganan lo mismo por la realización del mismo trabajo. Que las mujeres, independientemente de la edad, sector, categoría profesional o tipo de contrato, tienen que trabajar más para ganar lo mismo que los hombres.

El pasado 18 de septiembre comentamos la actualidad normativa y las principales obligaciones laborales de las empresas en materia de igualdad salarial. Hoy vamos a analizar las causas profundas de esta disparidad, su impacto económico y social, así como las oportunidades que nos presenta el futuro.

 

La segregación ocupacional de género

La desigualdad salarial en el país no es solo una cuestión de diferencias en el salario base, sino que responde también a unos factores estructurales que la perpetúan. Uno de ellos se conoce como segregación ocupacional, el fenómeno por el cual los y las trabajadoras tienden a concentrarse en diferentes ocupaciones o sectores en función de su sexo. No es casualidad la predominancia femenina en educación ni la alta presencia masculina en ingeniería.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística, en 2021, el 70% de las mujeres ocupadas se concentró en tres grandes sectores de actividad: Administración Pública y servicios de carácter público como la educación y la sanidad, comercio y hostelería, y trabajo doméstico y otros servicios. Así mismo, el mercado laboral también presenta actividades claramente masculinizadas. Tan solo un 30% de los trabajadores en tecnología en el año 2022 fueron mujeres. El sector primario, la industria, la construcción y el transporte son otras ramas de actividad con una presencia de mujeres bastante reducida. Esta disparidad no es fruto del azar, sino que está profundamente influenciada por la discriminación laboral y los estereotipos de género. Desde edades tempranas, las normas culturales y sociales moldean las expectativas sobre las capacidades y roles de hombres y mujeres, orientando sus decisiones académicas y profesionales.

 

El techo de cristal para los puestos de liderazgo

La segregación también se manifiesta cuando, dentro de una misma profesión o sector, existe una distribución desigual en términos de jerarquía o responsabilidad, con una menor representación femenina en puestos de alta dirección o toma de decisiones. El denominado techo de cristal es otro obstáculo que enfrentan las mujeres en el trabajo. Aunque han avanzado significativamente en términos de participación en el mercado laboral, la presencia de las mujeres en la alta dirección sigue siendo reducida en comparación con la de los hombres.

Tal como indica el estudio Women in Business 2024. Las mujeres ocuparon el año pasado el 40% de los puestos directivos en España, situando al país como líder europeo en cuanto a representación femenina en altos cargos. El progreso es evidente, pero sigue siendo insuficiente: las mujeres continúan infrarrepresentadas en los máximos órganos decisorios. Esta situación se ve agravada por las dificultades para la conciliación laboral y familiar, ya que la carga desproporcionada de responsabilidades domésticas y de cuidado sigue recayendo mayoritariamente en las mujeres. En muchas ocasiones, esto limita su acceso a roles de mayor exigencia laboral, especialmente en empresas con culturas organizativas que aún valoran la disponibilidad absoluta o la presencialidad prolongada, factores que pueden frenar su ascenso a los puestos de mayor responsabilidad.

 

Impacto de la maternidad

La maternidad y la asunción desproporcionada de las responsabilidades domésticas y de cuidados contribuyen a la persistencia de la brecha salarial de género. Estos elementos no solo afectan la progresión profesional de las mujeres, sino que también tienen consecuencias directas sobre sus ingresos a lo largo de su trayectoria laboral. Aunque la decisión de ser madre o padre conlleva ajustes personales y profesionales en la vida de ambos… ¿el impacto es equitativo?

No. Las estadísticas muestran que las mujeres experimentan una penalización salarial mucho mayor tras la maternidad que los hombres tras la paternidad. Esta penalización se traduce en la renuncia a ciertas aspiraciones laborales, a la progresión profesional o incluso a determinados niveles de ingresos. Un informe de 2020 realizado por el Banco de España muestra cómo los ingresos de los hombres no experimentan cambios significativos después del nacimiento del primer hijo, mientras que los de las mujeres caen un 11% en el primer año posterior a la maternidad. Los individuos de la muestra presentan una tendencia positiva en los años previos a la llegada de los hijos. Pero tras el primer hijo, mientras los ingresos de los padres siguen su curso, los ingresos de las madres caen fuertemente los primeros años. Este suceso social que recibe el nombre de penalización por hijo es incluso mayor diez años después del nacimiento, cuando alcanza una diferencia importante del 28%. Lejos de corregirse con el tiempo, esta penalización se agrava, consolidando un modelo en el que la maternidad sigue castigando laboral y económicamente a las mujeres.

 

El tiempo dedicado a actividades no remuneradas

Además de los aspectos directamente relacionados con el empleo, otro factor fundamental que contribuye a la brecha salarial de género es el tiempo que las mujeres dedican a actividades no remuneradas, como el cuidado del hogar y la familia. Un dato revelador es que, según un estudio de PwC junto a la Confederación Española de Organizaciones Empresariales, las mujeres españolas dedican casi el doble de tiempo que los hombres a actividades no remuneradas. Concretamente, las mujeres destinan de promedio cuatro horas y 49 minutos al día al trabajo no remunerado, mientras que los hombres solo invierten dos horas y 26 minutos. Estas tareas incluyen principalmente las labores domésticas rutinarias, el cuidado de niños o adultos y los desplazamientos o las compras.

De hecho, la sobrecarga de trabajo no remunerado se ve especialmente acentuada después de la maternidad, cuando las mujeres asumen la mayor parte de las responsabilidades de cuidado, limitando sus oportunidades profesionales. Al mismo tiempo, una mayor dedicación de las mujeres a actividades no remuneradas genera menor flexibilidad laboral, que puede resultar en una reducción de las retribuciones variables como el cumplimiento de objetivos o los pluses por asistencia. Las mujeres también predominan en ocupaciones con jornada parcial, que suponen menos horas trabajadas y menos remuneración a final de mes.

 

Retos y oportunidades de futuro

La segregación ocupacional, el techo de cristal, la penalización por maternidad y la desproporcionada carga de trabajo no remunerado son algunos de los principales inconvenientes que afrontan las mujeres en el mercado laboral. Sin embargo, en este contexto tan desafiante, también surgen oportunidades para reducir la desigualdad salarial y avanzar hacia una mayor equidad.

Un elemento clave en este proceso es el avance educativo de las mujeres en España. La OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) afirma en un informe de 2024 que las mujeres españolas han alcanzado un nivel de formación superior al de los hombres, resultado de un crecimiento educativo más acelerado en las últimas décadas. Se ha generado una brecha educativa a favor de las mujeres que, sumada a la relación positiva entre el nivel de estudios y la retribución salarial, debería estar contribuyendo a disminuir las desigualdades salariales entre ambos sexos.

Pero no es suficiente. Es necesario que las empresas y las instituciones públicas impulsen con decisión acciones y medidas que permitan reducir la brecha salarial. La implementación de políticas de conciliación, la promoción de la corresponsabilidad en el hogar, la adopción de medidas de transparencia salarial y la presencia creciente de mujeres en sectores estratégicos y en puestos de liderazgo abren el camino hacia un futuro más justo e igualitario.

​ Para más información puedes ponerte en contacto con nuestros profesionales.